EEUU: comunidades sociales imprimen su propio dinero
Un pequeño pero creciente grupo de comunidades sociales de EEUU están imprimiendo su propio dinero para superar la escasez de dólares. Toman prestada esta idea de la época de la Gran Depresión de 1929 para mantener el consumo y evitar las quiebras en los comercios.
Una de las monedas que circulan en EEUU (Foto de David Coates, The Detroit News)
Por L. Ramírez para Libertad Digital
Según informa el periódico norteamericano USA Today, estos sistemas de creación de dinero funcionan de forma sencilla. Los pequeños empresarios y los particulares crean una red monetaria con su propia divisa e imprimen los billetes para ser empleados en los pequeños comercios. Las tiendas los compran (pagando con dólares y un pequeño descuento del 5%) y poco a poco los van introduciendo en el tejido económico de la región donde operen.
“Queremos crear nuevas opciones”, dice Jackie Smith de South Bend (Indiana), quien está trabajando para lanzar una moneda local. “Esto refuerza el mensaje de que si se mantiene el control de la economía en manos locales existe una mayor protección a los bandazos que dan los mercados”.
El diario norteamericano explica que existen una docena de comunidades que emplean sus propias monedas locales, según señala Susan Witt, fundadora de Berkshares en el oeste de Massachusetts. Ella espera que esta iniciativa se extienda a más regiones del país.
El sistema que utiliza Benkshares es el siguiente: un comprador va a uno de los doce bancos y paga 95 dólares de la Reserva Federal a cambio de 100 dólares de Benkshares, que puede ser gastado en 370 negocios de la región. Desde su comienzo en 2006, el sistema ha generado una circulación monetaria de 2,3 millones de estos nuevos dólares.
Detroit es otro de los lugares donde se está produciendo este fenómeno. No es de extrañar, a tenor de la difícil situación que viven los ciudadanos de la ciudad que, hasta hace unos meses, era la cuna del sector automovilístico con una población empleada, en su mayor parte, en las fabricas de coches que han quebrado.
Hace pocas fechas, LD les adelantaba que las ejecuciones hipotecarias que tiñeron de rojo el mapa de los EEUU estaban dándose la vuelta de manos de los llamados "bancos a la fuga". Entidades a quienes les resulta más costoso mantener los embargos que devolverle la propiedad a sus dueños originales, aun a riesgo de que continúen los impagos de créditos hipotecarios.
Un fenómeno que también ha contribuido a generar auténticas ciudades y barrios fantasma en numerosos enclaves de EEUU. Detroit es uno de los ejemplos más claros, donde las autoridades locales tratan de convencer a los escasos vecinos que siguen viviendo en barrios desocupados para poder arrasar las zonas vacías y ahorrar así servicios públicos. Barrios tomados por camellos, bandas de delincuentes y narcotraficantes, donde abundan las pintadas y las hogueras, según los medios de información locales.
Los casos de Ithaca (Nueva York) y Montpellier (Vermont)
Ante este panorama la sociedad civil ha decidido tomar las riendas y recuperan la idea de imprimir monedas locales, una iniciativa que ya se llevó a cabo en la Gran Depresión de los años 30 y en tiempos más recientes. Como recuerda Manuel Conthe en su blog de Expansión, una de las experiencias más conocidas de "moneda local" o "moneda alternativa" es la de Ithaca, una población del Estado americano de Nueva York que en 1991 inició la emisión de "billetes" locales denominados en "horas", una unidad monetaria vinculada al dólar.
Siguió sus pasos Montpellier - la capital del Estado de Vermont- con la emisión de billetes en "Green Mountain hours" (esto es, "horas de la montaña verde", en alusión al significado de "Ver-mont", nombre de origen francés). En ambos casos la "hora" equivale a 10 dólares, lo que facilita los cálculos. La difusión de los billetes en "horas" pretende potenciar la imagen turística de ambas ciudades, además de dar satisfacción a quienes, enemigos de la globalización y de la dependencia monetaria, aspiran a que "su dinero no salga de la economía local".
También en España
Y en España también ha sucedido. En su estudio "La Banca Española en la Guerra Civil 1936-1939" José Angel Sánchez Asiaín describe cómo algunos municipios y regiones de la España republicana suplieron la escasez de moneda y billetes de curso legal. De entre tales experiencias destaca la de Binéfar (Huesca), donde el sindicato anarquista CNT emitió billetes denominados en "grados" que servían a los vecinos para intercambiar productos alimenticios.
De forma parecida el Gobierno vasco y el Consejo de Asturias y León emitieron "talones especiales" al portador -en la práctica, billetes- que se conocieron como "eliodoros" y "belarminos", respectivamente, por el nombre del Consejero de Hacienda que los firmaba, explica Manuel Conthe.
Aunque aquellas "monedas locales" fueron una manifestación hispana del clásico "dinero de emergencia", la experiencia muestra que esas local currencies pueden aparecer también en tiempo de paz, como forma de estimular la actividad económica y los intercambios en el seno de una misma zona geográfica.
Tales mecanismos pueden estar basados tanto en la emisión de "billetes" -que, conocidos en Estados Unidos como scrip, fueron objeto de estudio durante la Gran Depresión por el economista Irving Fisher-, como en pequeños sistemas de cuenta (Local Exchange Trading Systems o "LETS", en la expresión británica).
Según informa el periódico norteamericano USA Today, estos sistemas de creación de dinero funcionan de forma sencilla. Los pequeños empresarios y los particulares crean una red monetaria con su propia divisa e imprimen los billetes para ser empleados en los pequeños comercios. Las tiendas los compran (pagando con dólares y un pequeño descuento del 5%) y poco a poco los van introduciendo en el tejido económico de la región donde operen.
“Queremos crear nuevas opciones”, dice Jackie Smith de South Bend (Indiana), quien está trabajando para lanzar una moneda local. “Esto refuerza el mensaje de que si se mantiene el control de la economía en manos locales existe una mayor protección a los bandazos que dan los mercados”.
El diario norteamericano explica que existen una docena de comunidades que emplean sus propias monedas locales, según señala Susan Witt, fundadora de Berkshares en el oeste de Massachusetts. Ella espera que esta iniciativa se extienda a más regiones del país.
El sistema que utiliza Benkshares es el siguiente: un comprador va a uno de los doce bancos y paga 95 dólares de la Reserva Federal a cambio de 100 dólares de Benkshares, que puede ser gastado en 370 negocios de la región. Desde su comienzo en 2006, el sistema ha generado una circulación monetaria de 2,3 millones de estos nuevos dólares.
Detroit es otro de los lugares donde se está produciendo este fenómeno. No es de extrañar, a tenor de la difícil situación que viven los ciudadanos de la ciudad que, hasta hace unos meses, era la cuna del sector automovilístico con una población empleada, en su mayor parte, en las fabricas de coches que han quebrado.
Hace pocas fechas, LD les adelantaba que las ejecuciones hipotecarias que tiñeron de rojo el mapa de los EEUU estaban dándose la vuelta de manos de los llamados "bancos a la fuga". Entidades a quienes les resulta más costoso mantener los embargos que devolverle la propiedad a sus dueños originales, aun a riesgo de que continúen los impagos de créditos hipotecarios.
Un fenómeno que también ha contribuido a generar auténticas ciudades y barrios fantasma en numerosos enclaves de EEUU. Detroit es uno de los ejemplos más claros, donde las autoridades locales tratan de convencer a los escasos vecinos que siguen viviendo en barrios desocupados para poder arrasar las zonas vacías y ahorrar así servicios públicos. Barrios tomados por camellos, bandas de delincuentes y narcotraficantes, donde abundan las pintadas y las hogueras, según los medios de información locales.
Los casos de Ithaca (Nueva York) y Montpellier (Vermont)
Ante este panorama la sociedad civil ha decidido tomar las riendas y recuperan la idea de imprimir monedas locales, una iniciativa que ya se llevó a cabo en la Gran Depresión de los años 30 y en tiempos más recientes. Como recuerda Manuel Conthe en su blog de Expansión, una de las experiencias más conocidas de "moneda local" o "moneda alternativa" es la de Ithaca, una población del Estado americano de Nueva York que en 1991 inició la emisión de "billetes" locales denominados en "horas", una unidad monetaria vinculada al dólar.
Siguió sus pasos Montpellier - la capital del Estado de Vermont- con la emisión de billetes en "Green Mountain hours" (esto es, "horas de la montaña verde", en alusión al significado de "Ver-mont", nombre de origen francés). En ambos casos la "hora" equivale a 10 dólares, lo que facilita los cálculos. La difusión de los billetes en "horas" pretende potenciar la imagen turística de ambas ciudades, además de dar satisfacción a quienes, enemigos de la globalización y de la dependencia monetaria, aspiran a que "su dinero no salga de la economía local".
También en España
Y en España también ha sucedido. En su estudio "La Banca Española en la Guerra Civil 1936-1939" José Angel Sánchez Asiaín describe cómo algunos municipios y regiones de la España republicana suplieron la escasez de moneda y billetes de curso legal. De entre tales experiencias destaca la de Binéfar (Huesca), donde el sindicato anarquista CNT emitió billetes denominados en "grados" que servían a los vecinos para intercambiar productos alimenticios.
De forma parecida el Gobierno vasco y el Consejo de Asturias y León emitieron "talones especiales" al portador -en la práctica, billetes- que se conocieron como "eliodoros" y "belarminos", respectivamente, por el nombre del Consejero de Hacienda que los firmaba, explica Manuel Conthe.
Aunque aquellas "monedas locales" fueron una manifestación hispana del clásico "dinero de emergencia", la experiencia muestra que esas local currencies pueden aparecer también en tiempo de paz, como forma de estimular la actividad económica y los intercambios en el seno de una misma zona geográfica.
Tales mecanismos pueden estar basados tanto en la emisión de "billetes" -que, conocidos en Estados Unidos como scrip, fueron objeto de estudio durante la Gran Depresión por el economista Irving Fisher-, como en pequeños sistemas de cuenta (Local Exchange Trading Systems o "LETS", en la expresión británica).
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