Una multitud cierra la Marcha Mundial por la Paz al pie del Aconcagua
El equipo base internacional hace su ingreso al acto: en primer término la catalana de la Fundación Cultura de Paz, Montserrat Ponsa, el británico Tony Robinson y el portavoz de la Marcha, Rafael de la Rubia. Imagen: Jose Luis Perrino
Una multitud participó hoy del final de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia en la localidad argentina de Punta de Vacas, vecina al cerro Aconcagua y limítrofe con Chile, luego de tres meses de un recorrido de unos 160.000 kilómetros por 120 países.
Al menos 20.000 personas, la mayoría argentinos, chilenos y bolivianos, según los organizadores, aclamaron a oradores que contaron experiencias recogidas en "la mayor y primera manifestación por la paz y la no violencia que se ha hecho en la historia", como dijo el español Rafael de la Rubia, coordinador general de la marcha. | Agencia EFE
El acto se realizó en la explanada del "Parque Punta de Vacas", cuna del Movimiento Humanista en la localidad homónima de la cordillera de Los Andes, al pie del Aconcagua, el cerro más alto de América, donde desde 2007 se levanta un edificio con una sala cóncava dedicada a la meditación y una fuente de agua, entre otras dependencias.
A lo largo de más de 160.000 kilómetros, un centenar de miembros de los "equipos base" de la marcha han visto "gente sin casas ni comida, familias rotas por la guerra en Corea, en Palestina, en los Balcanes; fronteras conflictivas, como la de Ecuador y Perú y entre Palestina e Israel" apuntó De la Rubia.
"Hemos visto niños trabajando en África y Asia, mujeres maltratadas hemos visto en todo el mundo. Ha sido muy duro pero nos ha fortalecido y da más sentido a esta marcha", puntualizó luego de admitir que "no es fácil sintetizar" la experiencia recogida.
De la Rubia comentó que a lo largo de esta marcha se realizaron "cerca de mil eventos" pacifistas en los que participaron cientos de miles de personas, "una cantidad de gente maravillosa con su variedad de idiomas y culturas", a lo largo de tres meses de recorrido por 120 países.
Dijo que los manifestantes fueron hospedados en lugares muy cómodos y "otros no tanto y más humildes", en referencia a que les tocó pasar noches en templos budistas, abadías "y hasta en un refugio anti-atómico", además de haber sido amenazados por un maremoto durante la travesía.
Remarcó que han pasado por países "sin ejércitos" y "países donde se están cerrando fronteras", aunque se congratuló de que América Latina es "una región libre de armas nucleares" y agradeció a Bolivia "por renunciar a la guerra".
"La marcha nos ha cambiado, nos ha abierto muchas posibilidades, con la fuerza del gran río. Ha abierto una esperanza, ha abierto el futuro y es el adelanto de otras grandes acciones transformadoras de la Humanidad. No termina aquí, seguirá con muchos proyectos", subrayó.
Mientras, el italiano Giorgio Schultze, coordinador de la marcha en Europa, agradeció a los "miles y miles que han decidido cambiar la historia" y condenó al presidente de EE.UU., Barack Obama, por "acelerar la guerra" en Afganistán "en nombre de la paz".
"Cómo se puede ganar la paz con más guerra, con más horror y violencia", se preguntó en medio de abucheos a Obama por parte de una multitud que cada tanto coreaba "fuerza, paz y alegría", lema del Movimiento Humanista y los grupos sociales que organizaron la marcha.
El británico Tony Robinson recordó a su vez que durante su viaje por 30 países durmió "en 50 camas diferentes" y conoció "lo mejor y lo peor del ser humano".
Dijo que en Serbia y Kosovo vio "el horror" que dejó la guerra, mientras que en Guatemala y México se reunió con familiares de víctimas "de los traficantes de personas".
"Llegan tiempos de renovación, no para esclavizar ni robar a otros sino para reconciliarse, ayudar, dar la mano y construir una nueva civilización: la nación humana universal", aseguró De la Rubia.
Durante la travesía, que comenzó el 2 de octubre en Wellington (Nueva Zelanda), los miembros de la marcha se reunieron con los presidentes de Finlandia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Chile y Argentina, en ese orden, además de haber sido bendecidos por el papa Benedicto XVI.
Una delegación participó de la Décima Cumbre de los Premios Nobel de la Paz en Berlín, donde entregaron el "Documento para un Mundo sin Guerras" para que lo divulgue, comentó De la Rubia, luego de señalar que la manifestación fue apoyada por unas 3.000 organizaciones.
Punta de Vacas, de 47 habitantes, a 170 kilómetros de Mendoza, capital de la provincia homónima, es la cuna del Movimiento Humanista, fundado en 1969 por el argentino Silo (Mario Rodríguez Cobos), de 71 años.
La finalización de la marcha fue amenizada por el grupo boliviano "La diablada", que interpretó música andina y danzas de indios tobas y Tinku.
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